26 julio 2012

XIPHIAS CAPÍTULO X POR GABRIEL GUERRERO GÓMEZ

Capítulo X
Distracción



 “La cautela y la eficacia son cualidades fundamentales para que un guerrero Shinday logre completar cualquier misión por pequeña que esta sea, permaneciendo con vida no solo él, sino cualquiera de sus hombres”.


Asey                                           
(En tiempos de guerra).



La misión de Elektra Penélope Zephyrus, Jefa de seguridad de Sillmarem y Capitana de las Amazonas de Marelisth, era fundamental para la culminación de la operación secreta en el planeta. En ese instante su consigna consistía en provocar y distraer al enemigo. Creó un movimiento de distracción para atraer sobre sí y sus Amazonas al grueso de escuadrones de la base del planeta Segatnia, para así dar tiempo a Löthar y los Shinday a cumplir con la misión. Una serie de arriesgadas maniobras de pegar y correr en diversos puntos estratégicos circundantes a la base. Como era de esperar, hizo saltar las alarmas en todas las secciones del complejo científico militar de Sagittanovs. No sólo tenían que sabotear los laboratorios y sus arsenales, sino sacar con vida de allí a sus hombres, una tarea, a su juicio, llevada al límite en aquella ocasión. Activó el zoom de sus visores de largo alcance y examinó, concentrada, la evolución de la batalla y a sus unidades de amazonas.

Los escuadrones blindados de Sagittanovs actuaron con mayor rapidez y eficacia de lo esperado. Elektra observó cómo un  soldado de infantería oprimía un botón de su muñeca. Una cúpula—escudo brotó de su espalda desplegándose a su alrededor, cubriéndolo completamente como si de un pequeño y anaranjado iglú transparente se tratará y protegiéndole de una lluvia de impactos incandescentes. Después prosiguió su carrera abriendo un fuego de cobertura con su arma de asalto. Varias unidades formaron medio arco de defensa. Empuñaban grandes turbo—disparadores portátiles compuestos por cinco cilindros rotatorios, que a su vez giraban alrededor de un eje central, por el cual asomaba un grueso cañón de gran calibre. En cuanto apretaban el gatillo una lluvia de destrucción lo barría todo a su alrededor a gran velocidad. Proyectiles de punta explosiva arrasaban cualquier cosa a su alcance. Elektra envió la orden de ponerse a cubierto a las unidades más cercanas a través de su intercom. Estudió con más detalle las armaduras de combate de la infantería de Sagittanovs. Sabía por los informes de su agente de campo, Cratón, que estaban equipadas con sondeadores anatómicos, los cuales seguían sus constantes vitales. Básicamente, eran un prototipo más ligero de exoarmaduras grisáceas que amplificaban la fuerza del usuario. Poseían, acoplados, cinturones anti—g que les permitían flotar. Algunas iban equipadas con mochilas propulsoras en los costados que les permitían viajar a grandes distancias. Otras usaban disco—impulsores de tobillo que les permitían mantenerse sobre el suelo y dar grandes y bruscos cambios de ritmo y velocidad sobre una superficie plana, tanto para defensa—retirada como ataque—asalto. Estaban dotadas de camuflaje adaptativo, transparente para el agua, azul oscuro para el espacio, marrón claro para el desierto, verde para la jungla y negro para las misiones nocturnas. Dichas armaduras de combate les hacían poseer unidades muy dinámicas y móviles, letales en la lucha cuerpo a cuerpo.

Aerocamillas de recuperación vital custodiadas por un robot para el traslado de heridos y pacientes, les seguían de cerca. Algunos infantes, repletos de sensores, avanzaban por los flancos equipados con detecto minas—anti—g, para limpiar el terreno de trampas. Otros usaban levito—bazookas dirigidos por control remoto. Las cámaras e intercoms de sus cascos les permitían mantenerse en contacto en tiempo real otorgándoles gran precisión en sus maniobras de ataque y defensa. Elektra observó linternas nocturnas acopladas a sus armaduras de combate. No en vano poseían una potente y desarrollada industria bélica. Vivían de ello, vivían de la guerra y los conflictos armados. Era su negocio el diseño, fabricación, venta y tráfico de armas a todos los niveles.

Su oficial de enlace llamó su atención, señalando una insignia identificativa, era la insignia de Sagittanovs, un arco a punto de lanzar una flecha de fuego.

—Creo que hoy les vamos a estropear el negocio, si todo sale bien —susurró con voz dura Elektra.

Un despliegue tecnológico verdaderamente impresionante, pero la tecnología no podía sustituir a la inteligencia ya que era un producto de la misma a su servicio. De nada te servían esos equipos si no tenías un blanco sobre el que utilizarlos, y sus Amazonas tenían la lección muy bien aprendida. Los esquivaban montadas en sus ovodiscos, gravito sidecars, moto—jets y levito—tanques de tamaño medio. Pegar y correr.

Buscaron la protección de un bosque cercano, dificultando la persecución de los escuadrones de Sagittanovs. Elektra recibió un mensaje por su intercom. Löthar Lakota reclamaba su ayuda. Se montó en uno de sus aero—triplazas y puso rumbo a la dirección donde su biolocalizador ubicaba las constantes vitales del Comandante en Jefe de los Xiphias.

—¡Salgamos de aquí! ¡Arrasad este lugar, si ya no es útil para nosotros, no debe serlo para nadie más!

Un par de escuadrillas de cosmo—bombarderos sembró una riada de fuego sobre la superficie del campo de batalla, mientras las Amazonas se retiraban a toda velocidad a sus lanzaderas de desembarco e iniciaban la retirada del planeta.    






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